Hace ocho años, mientras trabajaba en mi empleo en una oficina —el mismo que hoy sigo llevando con dignidad, como parte de la vida—nació en mí la necesidad de hacer algo más. No solo por ingresos, sino por algo más profundo: necesitaba algo terapéutico, artesanal, útil, cotidiano y verdadero . Así aparecieron los jabones. O mejor dicho, me encontré con ellos . Siempre me gustaron las plantas. Siempre me gustaron las manos que hacen. Y cuando nació mi hijo, todo se volvió más